viernes, 6 de abril de 2007

TARMA EN EL ITINERARIO DE LOS VIAJES DE RAIMONDI EN EL PERÚ 1852, 1855 y 1867


Lic. Luis Villegas Ortega[i]
Entre los valles que se escalonan unos a otros, y forman el sistema andino, se encuentra el de Tarma, entre los 2500 y 3000 m, este espacio denominado localmente como “quechua”, presenta condiciones favorables en vegetación, ganadería además muestra un paisaje impresionante. El lector encontrará en estas líneas, parte del diario de viajes del milanés Antonio Raimondi, que visitó Tarma por tres oportunidades en los años de 1852, 1855 y 1867, el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, publicó en 1895 parte de los diarios de viaje. Se respeta textualmente la edición original, lo encontrado en las notas de pie, paréntesis y cursivas son mías.



La entrada a Tarma
Raimondi sobre Tarma informa: “...en otro tiempo el camino de Jauja a Tarma era bastante malo, pero en el día lo han refaccionado mucho y hasta la bajada al valle de Tarma, que era uno de los peores trechos, en el día tiene un camino ancho, bueno y poco inclinado[ii], que podría recorrer en birloche[iii]. La entrada es todavía mejor, por que se ha abierto un camino vasto, ancho y llano á través de las chácaras, que con el tiempo, si se plantan árboles en sus bordes, se transformará en una hermosa y dilatada alameda.[iv]


Continuando el camino por la quebradita, en la que se cultiva cebada, se llega al Tambo de Hucavicolca.[v] se ven paredes de gentiles[vi] entre las mismas casitas del Tambo[vii]. A la derecha empieza un arroyito, observándose tres casitas. Se pasa un arroyo que viene por una quebrada a la izquierda y luego un caserío con muchos quinuales. Se ve un arroyito que vienes por una quebradita en la otra banda, bajándose por un camino casi llano al N. 6º O.[viii] Cultivo de cebada en ambas bandas. En el camino se observan casitas blanqueadas y el lugar llamado Huancal. Existen varias casitas con tejas, en ambas bandas de la quebrada. Se continúa faldeando al ONO y se llega al pueblo de Tarmabambo, donde hay ruinas interesantes del tiempo de los incas.[ix]
Se sale de Tarmatambo dejando el camino antiguo y se baja faldeando por uno bueno y ancho. Se pasa un arroyo y se sigue al NNO. La quebradita está sembrada de casitas y alfalfares. En la otra banda hay una quebrada que se reúne en ángulo agudo. Esta se llama Huicora[x] y en su origen hay un cerro mineral llamado Yanahurco, el que tiene pavonado de muy rica ley, pero la vetilla es tan angosta que casi no paga el trabajo. Este cerro distará de Tarma de 2 ½ a 3 leguas. Se llega al plan de la quebrada de Tarma, en el punto donde baja una quebradita con gotera, por la que a veces vienen avenidas. Aquí empieza un hermoso camino recto y llano con dirección al N. O. Que sirve de entrada a la población de Tarma. Esta se halla situada en una bonita quebrada cubierta de verdes alfalfares que le dan el aspecto risueño. Su temperamento es inmejorable, semejante al de una perpetua primavera.

Las productivas montañas de Chanchamayo y Vitoc a muy poca distancia y el dulce carácter de sus habitantes, hacen de Tarma una de las más importantes poblaciones de la sierra.
Tarma progresa cada día y el viajero que deja por pocos años esta población no la reconoce a su regreso. En Tarma todo es movimiento. El comercio es muy activo y a proporción del número de sus habitantes los almacenes son muy numerosos. [xi]




El pueblo de Tarma



Las calles de la población son muy estrechas y la más importante es la del comercio.[xii] Se entra a ella por una portada situada hacia el camino de Lima. Esta portada tiene en su parte superior el busto del General Castilla, recuerdo de gratitud de los tarmeños a su protector. En cada una de las cuatro esquinas alrededor del busto, hay una figura del bulto que representa un granadero con su fusil.[xiii]
Entre los edificios se notan algunas casas particulares de regular y sólida apariencia. (Véase el plano). El panteón, situado en la otra banda del riachuelo que baja de los altos del camino de Lima, llama la atención por la gran muralla que lo circunscribe, provista de una multitud de pirámides cuadrangulares, enlazadas entre si por una reja de madera. Esta obra la deben los tarmeños al laborioso e inteligente Sr. Mariano E. De Rivero, en la época que estuvo a cargo de la prefectura del departamento.
A la salida de la población por el lado de Lima hay una alameda, la que, aunque pequeña, es agradable por su sombra y por la manera pintoresca como están enlazadas las ramas de los sauces plantados á cada lado. (Véase la foto de la portada)
Tarma se halla en el centro de cuatro quebradas, tres de las cuales tienen regular extensión de terrenos llanos y cultivados. La primera es la que viene del camino de Lima y es bañada por un riachuelo que pasa al canto de la población, dividiéndola del panteón y de los cerritos de tierra colorada con la que confeccionan los adobes que sirven en las obras de construcción de la ciudad. Otra vine por el camino de Jauja y tiene un hermoso y recto camino, la que también es bañada por un riachuelo que pasa por el medio de las calles de la población y va a reunirse con el primero para formar el río que baja a Chanchamayo. La tercera quebrada es muy pequeñas y viene de E.S.E. A desembocar al llano formado por las primeras. Por último, la quebrada por donde sale el río de Chanchamayo, la que también es casi llana hasta la población de Palca.
La población de Tarma parece ser muy antigua. En tiempo de los Incas se llamaba Tarama. Bajo la denominación española fue nombrada Intendencia, título que corresponde actualmente al de provincia.






La plaza la iglesia.



En la plaza, cerca de la iglesia Matriz, existe aún hoy en día, (1867) una especie de pirámide donde se juró la constitución liberal de 1812. Tarma tiene dos iglesias situadas en la plaza mayor: una es la Matriz que tiene una sola torre y la otra una capilla de piedra sillar, llamada Señor de la Cárcel.[xiv] Esta capilla fue construida por un padre chileno llamado Fray Vicente Ortiz, con el sólo objeto de colocar la susodicha imagen, la que fue pintada sobre la pared de la cárcel por un preso. Para poner dicha imagen en la capilla, se aisló el pedazo de la pared que tiene una vara y media de alto y una de ancho, transportándolo a la capilla donde se puede ver en el primer altar a la izquierda. La capilla es decente y bien aseada; tiene cuatro altares fuera del mayor. Se notan en ella y en la sacristía cuadros de estuco en relieve que representan algún pasaje sagrado, como la pasión de Jesucristo. Lo que es más admirable es que toda la capilla con sus altares y adornos fue construida por un arquitecto indio llamado Allaga, el que parece tenía un talento especial, puesto que su arquitectura, los adornos y cuadros son bastante regulares.
En los lados del arco que forma el altar mayor, hay una inscripción en latín que indica el nombre del arquitecto y la fecha 19 de Noviembre de 1816.
En la puerta de entrada a la capilla se ve la fecha 5 de Octubre 1817, época en que fue terminada. El fundador de dicha capilla Fray Vicente Ortiz, fue un hombre benéfico y querido de toda la población; tuvo escuela y enseñó a una multitud de personas que actualmente figuraban por su elevada posición, entre las que podemos citar a Don Bernardo Bermúdez que fue por tanto tiempo prefecto del departamento.




Los ilustrados tarmeños



En Tarma hay un colegio de instrucción media fundado bajo el Gobierno dictatorial. El local es muy espacioso y bueno, pero el Colegio no puede marchar bien porque el Gobierno no paga a los profesores.[xv]
La juventud de Tarma es algo ilustrada y aún en la plebe hay mucho deseo de instruirse.
Con esta sed de instrucción y con el comercio que se hace más activo de día en día, Tarma está llamado a engrandecerse mucho.



La selva



La Municipalidad atiende en todo lo que le es posible a la mejora de la ciudad y de los caminos que conducen a ella y las montañas de Chanchamayo, las que van progresando a pasos gigantescos. Hace muy pocos años que en estas montañas se encontraba tres o cuatro haciendas con trapiche de bueyes para moler caña y en el día pasan de 25 a 30. se han construido muy buenas y cómodas casas y hasta se ha introducido el lujo, habiéndose transportado a Chanchamayo un piano. El camino se ha mejorado muchísimo, habiéndose quitada la embarazosa cuesta de Pangachuco y enderezado en varios puntos. En el día, en vez de 16 leguas que habían de Tarma a Chanchamayo se cuentan solamente trece.
También el camino que conduce a Vitoc se ha acortado mucho y mejorado en varios puntos, trabajos que han sido hechos con el peculio de los mismos hacendados de Vitoc.
Al presente los mismos hacendados de Vitoc piensan abrir un camino directo a Jauja, a cuya población parece que hay solamente 10 o 12 leguas. Con este nuevo camino los hacendados de Vitoc tendrán una buena plaza a donde exportar sus productos.[xvi]
Tarma tiene un buen reloj público situado en la torre de la iglesia matriz. ” [xvii]


Reflexiones



Lo visto aquí es sólo un fragmento del registro histórico de esta parte del Perú, está en vuestras manos comprender el verdadero valor de la historia. Raimondi decía convencidamente: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, sin romanticismos podemos reflexionar qué nos diferencia de la Tarma de hace 111 años.
Esta portada tiene en su parte superior el busto del General Castilla... “...En cada una de las cuatro esquinas alrededor del busto, hay una figura del bulto que representa un granadero con su fusil...” La portada actualmente consta de 6 arcos, sin mensaje claro de su “modernidad” e identidad.

Plano topográfico de la Ciudad de Tarma levantado por el Ingeniero del Estado Alberto de Falckenstein en Julio 1862. Paz Soldan. Geografía del Perú. Paris. Impr. Janson. (Paris, Librería de Augusto Durán, 1865). Atlas geográfico del Perú, publicado a expensas del Gobierno Peruano, siendo Presidente el Libertador Gran Mariscal Ramón Castilla

Fuentes:
- 1895. Raimondi Antonio. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. De Lima a las Montañas de Huancayo y Tarma, Pampa de Junín y Cerro de Pasco. Tomo V N° 4,5 y 6. Pág. 151
- 1865http://www.davidrumsey.com/maps2824.html
- 1965. Antonio Raimondi. El Perú. Ed. Litografía de la Confianza. Lima Perú.
- 2006 Museo Raimondi. http://www.museoraimondi.org.pe/
- 2006. Arqueología de Tarma. http://spaces.msn.com/LuisVillegas
-2006. Plano topográfico de la Ciudad de Tarma, 1821-1886 Paz Soldan, Mariano Felipe. En
Falckenstein, Alberto de.



Notas



[i] Luis Villegas es Licenciado en Educación por la Universidad Nacional de Educación y Bachiller en Arqueología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su correo es: luis.villegas.unmsm@gmail.com
[ii] En el viaje de 1852, al bajar por el camino que viene de la Oroya, dijo: “Atravesé después la Cordillera Oriental para bajar a la ciudad de Tarma, cuya hermosura y verde campiña me hizo recordar a mi patria” Raimondi (1965: 142)
[iii] Birloche es un carruaje sin cubierta, actualmente se hace en 1 hora aproximadamente.
[iv] Actualmente este espacio es la Av. Pacheco, las nuevas urbanizaciones han opacado los vistosos árboles, aún asi algunos se resisten imponiendo su belleza.
[v] Huaricolca, anexo al sur de Tarma.
[vi] Los gentiles, según pobladores actuales, eran los que habitaban Tarma antes de la llegada de los incas, muy desorganizados y hasta bárbaros, criterios seguramente influenciado por la religión de los conquistadores.
[vii] El gran Capaq Ñan pasa muy cerca de Huaricolca, es posible que localmente lo reconozca como un Tambo.
[viii] Se trata de una referencia de orientación cardinal.
[ix] Tarmatambo fue un Centro de Administración Inca, Raimondi ofrece una descripción sobre el centro arqueológico, en otros documentos, sería interesante seguir algunos de sus datos como este: “..El doctor José M. Aza tuvo la bondad de acompañarlo a este lugar (Tarmatambo), donde hice un pequeño dibujo de dichas ruinas y recogimos cráneos antiguos” Raimondi (1965: 270)
[x] Vicora. Anexo del distrito de Tarma. Al sur del mismo.
[xi] En su viaje de 1855, Raimondi al respecto apuntó: “El camino que en otro viaje me pareció parecido muy malo esta vez lo encontré muy mejorado, principalmente en la bajada y entrada de Tarma. La misma población había cambiado muchísimo ¡Qué contraste con la Juaja! la tan mentada Jauja, se halla en un estado de decadencia; no tiene vida; no se nota en ella adelanto alguno y parece que hasta las principales familias se fueron extinguiendo. Al contrario Tarma va progresando cada día, en ella todo es movimiento, el comercio muy atractivo y el viajero que deja esta población por algunos años, á su regreso no la reconoce” Raimondi (1965: 270)
[xii] Actualmente calle Lima.
[xiii] Actualmente la calle que aloja el moderno arco de la portada, lleva el nombre del protector.
[xiv] La Matriz era posiblemente uno de los edificios más antiguos de Tarma colonial, en tanto la fachada de piedra sillar de la capilla fue también remodelada en la época de Odría.
[xv] Se trataría del Colegio San Ramón y siguiendo el plano tendremos su ubicación inicial.
[xvi] Al parecer Raimondi encontró en la Selva lo que aún a muchos nos sorprende, son muchas las citas favorables a este pedazo de maravilla, veamos: “...En este viaje –refiriéndose al viaje de 1852- fue cuando vi por primera vez, esos espesos y vírgenes bosques de las regiones tropicales, con los que tanto había soñado desde mi infancia”.
[xvii] Este reloj de fabricación inglesa, aún continúa marcando las horas sobre la torre izquierda de la moderna iglesia Santa Ana

TARMATAMBO VISITADO POR RAIMONDI EN 1867

Lic. Luis Villegas Ortega[1]
Tarma, Miércoles 12 de abril de 2006



Esta crónica tiene 3 objetivos; primero incrementar y resaltar las fuentes escritas, -como la documentada por Raimondi, hace 111 años-, para contar con una base histórica, que luego puede ser aprovechada, por investigadores y con toda razón algunos curiosos; segundo formar criterios de conservación de nuestro patrimonio cultural, como es el caso de Tarmatambo; y tercero motivar a los jóvenes tarmeños a incrementar nuestra comprensión del pasado.




Los viajeros
Dentro de los más ilustres “viajeros” y “exploradores” que recorrieron el Perú en el siglo XIX, destacan por sus aportes documentales los extranjeros: George E. Squier, Williem Reiss, Adolph Stubel, W. Weiner y Raimondi. Raimondi reconocido entre otras cosas por su afición de investigador de campo y por la su excelente descripción social, económica y política de ciudades, pueblos o villas que visitó, documentó sus observaciones que a los años son como verdaderas joyas para el lector.
A este italiano –“el sabio”, “el naturalista enciclopédico”- le debe Tarma la frase que bien cabe: “La Bella Perla De Los Andes” en alusión a su manera de ver el mundo andino y la belleza de este punto en la sierra peruana.
El sabio Raimondi visitó la ciudad de Tarma en 1867 y dejó uno de los más importantes y primeros documentos referentes al centro arqueológico Tarmatambo. Esta crónica fue publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima en el año de 1895 de la cual tomamos y comentamos. Para otra oportunidad guardamos, otros temas sobre Tarmatambo, investigaciones: crónicas españolas, prospecciones arqueológicas y excavaciones, desarrolladas por los investigadores.







El tambo inka

A la letra:
“Las ruinas[2] de Tarmatambo se hallan situadas sobre una hermosa lomada en el ángulo formado por la reunión de dos quebraditas y a más de una legua[3] de distancia de la ciudad de Tarma.[4]
El plano de estas ruinas es muy irregular y el estado de deterioro en que se hallan, contribuye a que no se pueda formar un idea cabal de dicho plano.[5]


Plano en base a Ramiro Matos

Como la lomada tiene cierta inclinación, las ruinas no se hallan situadas en el mismo plano sino a diferentes niveles, y por consiguiente las paredes de dichas construcciones por un lado son muy elevadas y por otro no tienen ni la mitad de su altura.


Arquitectura en Tarmatambo
Casi todas las paredes que se notan en estas ruinas tienen cimientos de piedra hasta cierta altura; la parte superior es de adobes algo pequeños y delgados. Las piedras que forman los cimientos, parte son trabajadas y aunque no son sólidas, están sin embargo bien ajustadas y como en todas las construcciones de aquella época son de forma poligonal, lo que da más solidez al edificio.



Estas ruinas pueden dividirse en dos partes: una situada en la lomada con poca inclinación y la otra un poco más arriba en la falda del cerro. Las construcciones que están en la lomada son las más notables y más variadas; puesto que se ven edificios de forma rectangular muy grandes, midiendo uno de ellos 70 varas de largo. En su parte interna, se observan muchos nichos contándose en el citado 20 por lado.
Los nichos que se notan en estos edificios son de varias clases: algunos pequeños situados a cierta altura parecen construidos para servir de alacenas para guardar algunas cosas; otros muchos más grandes se extienden hasta el suelo en forma de garitas y no se sabe el uso que pueden haber tenido; por último, se ven otros al exterior y a bastante elevación sobre el nivel del suelo, que parece sirven de adorno a las construcciones.
Los indios del lugar dicen que estos nichos contenían espejos formados de sulfuro de fierro o pirita, que comúnmente llaman piedra o espejo del inca, pero no se puede creer a los habitantes del lugar, porque inventan las más ingeniosas fábulas cuando hablan de estas ruinas.[6]
Los umbrales de las puertas, ventanas y nichos de todos los edificios eran de madera y en el día no se notan sino los huecos en donde existían, porque han sido sacados por los habitantes del pueblo que lleva el mismo nombre. Todavía se observa en los huecos que han dejado los umbrales algunas fajas y sogas formadas de pajas trenzadas, que servían para asegurarlas.
En estas ruinas se notan dos plazuelas bastantes regulares, una superior a la otra; pero lo que admira es el sistema es el sistema de irrigación, pues se ha conducido el agua a distintos puntos por medio de pequeñas acequias que corren sobre un terraplén o por debajo del terreno.
En un punto se ven tres aberturas de piedra por donde salía el agua y según los habitantes del lugar, en otro tiempo existían grandes morteros que servían de taza para recoger el agua.[7]
Como he dicho más arriba, no se puede dar una idea del plan de estas ruinas, a no ser que se haga un trabajo bastante largo y minucioso, porque se ven en confusión paredes casi enteramente destruidas, que se levantan acá y allá sin orden alguno y sólo quedan en pié unos grandes edificios de forma rectangular, los que también se hallan dirigidos en diversos sentidos y construidos en diferentes niveles.[8]


Las colcas
La otra parte de las ruinas situadas en la falda del cerro forma una serie de casuchas, algunas de las cuales son de forma rectangular, y otras tiene paredes convexas y casi redondeadas. Son de pequeñas dimensiones, habiendo algunas de tres varas de largo por dos de ancho. [9]
Un poco más arriba se notan otras tres casuchas mejor conservadas y de forma rectangular. Todas estas casas son de piedra calcárea que es la roca dominante en el lugar.
Inmediato a las casuchas y un poco más arriba, se observan en la falda del cerro varias cuevas en las que se encuentran cadáveres, de manera que estas cuevas servían de panteón. Algunos cadáveres se hallan enterrados por pequeñas paredes de piedra. Actualmente es muy difícil el encontrar momias enteras, porque todos estos sepulcros han sido removidos con el objeto de descubrir algún tesoro enterrado en ellas.
Por lo que he podido saber, no se halló ningún tapado de objetos de oro o de plata y sólo cadáveres y algunas armas de piedra y cobre, como hachas, estrellas con agujero central, barretillas y otros pequeños objetos de piedra ó cobre como algunos tipiqui (Tupus), etc.

Los indios
Aunque todo este lugar se halla completamente removido y en ruina, sin embargo los indios tienen mil preocupaciones y con dificultad se prestan a hacer excavaciones, por que dicen que removiendo la tierra los gentiles se enferman y les da el chacho. Designan con este nombre una enfermedad particular cuyos síntomas son: dolores en el cuerpo y una especie de melancolía y enflaquecimiento que muchas veces ocasionan la muerte.
Está tan arraigada esta preocupación que muchos de ellos se enferman de veras y entonces para curarse tienen otros remedios más ridículos que la causa del mal, porque dichos remedios son fundados en otras preocupaciones. Así por ejemplo, cuando se sienten atacados por esta enfermedad, hacen una especie de sacrificio para aplacar la ira de los difuntos y que consiste en matar un perro negro y echarlo en el lugar de la excavación que han hecho para buscar el tesoro. Todas las veces que se hacen esta ceremonia el enfermo se encuentra aliviado, lo que prueba que su enfermedad es enteramente mortal y causada por la preocupación.
Muy largo sería contar los numerosos ejemplos de indios atacados de chacho, por haber removido los sepulcros de los gentiles, así como los extraños remedios que emplean para aplacar el enojo de estos. Ha habido indios que no han podido sanar y se han ido enflaqueciendo hasta secarse completamente.”

Fuentes:
- Raimondi Antonio
1895. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. De Lima a las Montañas de Huancayo y Tarma, Pampa de Junín y Cerro de Pasco. Tomo V N° 4,5 y 6. Pág. 151
- 2006: http://spaces.msn.com/LuisVillegas

Notas
[1] Licenciado en Educación por la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle”, Bachiller en Arqueología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Correo: luis.villegas.unmsm@gmail.com
[2] Se llama comúnmente “ruina” a todos los monumentos dejados por los antepasados, si bien es cierto el estado de abandono y la destrucción de estos espacios arqueológicos, para algunos significa inservible y peyorativamente insano, es nuestro deber sanar, hacer servible y que estos sitios arqueológicos no sean más ruinosos.
[3] Definida por el camino que regularmente se anda en una hora, y que en el antiguo sistema español equivale a 5572,7 m. 5.5 kl.
[4] El nombre de estas quebradas son: Huaylara y Huancal.
[5] Matos presenta un plano de Tarmatambo, que nosotros redibujamos. En este plano se muestra el planeamiento urbano del asentamiento inka.
[6] Se reportó en las excavaciones arqueológicas de las galerías en Chavin, piedras que podrían servir de espejos, aumentando la luz en las oscuros pasadisos.
[7] Nosotros tampoco observamos este detalle.
[8] Tarmatambo aún tiene un potencial enorme en investigación.
[9] Estas llamadas casuchas son las denominadas “colcas” que se presentan siempre en los centros de administración inka, su arquitectura es ideal, como se ha comprobado, para conservar alimentos.